sábado, 7 de mayo de 2016

Las 10 reglas de oro del riego

Hoy voy a hablar sobre lo que hay que hacer y lo que NO hay que hacer cuando regamos.

Muchas veces me preguntan cuánto hay que regar. Esta respuesta la podéis obtener de estas pautas.

Y diréis, ¿pero tan difícil es decir "tres vasos de agua cada tres días"? 

Pues amigos, el riego no sólo depende de la planta, de que sea más o menos "dura". Depende también del tipo de tierra, del agua que se filtra hacia abajo, del calor que haga, de la radiación solar (si la planta está al sol o a la sombra), del viento, e incluso del tipo de maceta.

El riego (cantidad y frecuencia) se basa en un balance de entradas y salidas. Las entradas son el agua aportada mediante riego o lluvia, y las salidas son la evaporación, lo que se pierde por respiración de la planta, lo que se pierde hacia abajo (hacia el plato o hacia capas inferiores del suelo), y lo que se pierde porque se escurre (por ejemplo, en terrenos con pendiente).

Por tanto son varios factores los que influyen, y aunque parezca muy complicado trasladar ésto a "¿Cuanto agua echo?", siguiendo mis 10 reglas de oro del riego seguro que tendremos éxito con las plantas.

# 1TIERRA ADECUADA, RIEGO FÁCIL 

Como he comentado, el riego depende entre otras cosas de lo que se filtra. Y lo que se filtra depende del tipo de tierra. 

Todos queremos regar lo menos posible, y por eso queremos que la tierra "aguante" la mayor cantidad de agua. Pero hay que tener en cuenta que hay plantas que necesitan un tipo de tierra que no esté siempre mojada, lo que llamamos "tierra suelta", nos referimos a un tipo de tierra con mayor proporción de arena.

Sin entrar a hablar sobre los tipos de substrato (os prometo una entrada futura), simplemente deciros que elijáis una tierra adecuada para vuestras plantas. por lo general un substrato universal (o acidófilas si es el caso), y en el caso de cactus y plantas crasas uno específico para suculentas.


# 2EL DRENAJE ES TU AMIGO 

Siguiendo con lo anterior, "más abajo" en la maceta o el suelo encontramos el drenaje. El drenaje es lo que hace que salga el agua fuera del alcance de la planta. Y es necesario.

No sirve de nada tener la tierra más apropiada del mundo si el drenaje es ineficiente y el agua no puede salir, porque entonces el agua estará mucho tiempo en contacto con las raíces y las pudrirá. 

Entonces, ¿cómo hacemos para que el drenaje sea eficiente?

Lo primero, si la planta va en maceta, nos aseguraremos de que la misma tiene agujeros abajo. Estos agujeros no los tapamos. Lo que podemos hacer para que la tierra no se escape si son muy grandes es poner sobre el agujero un trozo de malla, unas piedras, o lo que tengamos. Lo importante es que no tapone y salga el agua por abajo. Si queremos poner una capa grande de piedras la podemos poner, pero habiendo agujeros no es necesario y perderemos mucho volumen para la tierra, lo cual no tiene mucho sentido.

Si la planta va en maceta pero la misma no tiene agujeros, o no queremos poner un plato ni que se nos moje el suelo o la mesa al regar, entonces sí tenemos que poner una buena capa de piedras o similar, que hagan de drenaje. En este caso, el agua sobrante se quedará en las piedras y no estará disponible para las raíces.

Si la planta va en suelo, y éste tiene buen drenaje, no será necesario poner piedras abajo porque de hecho se espera que las raíces colonicen el terreno en profundidad. 


# 3EL PLATO BIEN, GRACIAS

El plato o el cubremacetas tienen su función en esta vida, dejemos que la cumplan, pero que la cumplan bien.

Tanto el plato como el cubremacetas tienen la función de evitar que el suelo, la mesa, o el soporte de nuestras plantas se mojen y se estropeen, además de una función decorativa. Hasta ahí todo correcto.

También hay otra función que pueden cumplir, y es la de servir de recipiente de riego para que el agua suba por capilaridad y se riegue la planta "de abajo arriba".

Si estamos regando nuestras macetas desde arriba, lo que quede en el plato (o cubremacetas) será un sobrante. Podemos dejar el agua en el plato media hora, pero luego la retiraremos.

Si estamos regando nuestras plantas desde abajo, llenaremos el plato y esperaremos un tiempo prudencial a que el agua desaparezca. Igualmente, cuando veamos que la maceta ya ha absorbido todo el agua que quiere, retiraremos el sobrante.

# 4SI YA HAY AGUA, NO HAY QUE REGAR

Esto va en la línea de los puntos anteriores.

Las plantas absorben el agua que necesitan. Más agua es agua de sobra.

Por tanto, si la tierra está húmeda y no estamos ante una planta palustre (plantas que viven en terrenos encharcados), no debemos regar.

En verano, la parte superior de la tierra puede estar seca por el sol pero la inferior estar aún con agua. Meteremos el dedo en la tierra para ver si tiene humedad y valoraremos si hay que regar o no. 

Mi consejo: cuando compréis una planta que no sabemos cada cuanto quiere agua, una vez trasplantada y regada la dejáis sin regar hasta que "lo pida". Hojas decaídas y algo mates, tierra seca que casi se despega de los bordes de la maceta y nada de humedad en el interior de la maceta nos indicarán que es el momento de regar abundantemente. Repetimos la operación y vemos cada cuánto quiere agua esa planta.

# 5: PLANTA AL SOL, MÁS RIEGO

Las plantas de un mismo jardín pueden estar algunas al sol y otras a la sombra.

Como ya hemos dicho, uno de los factores que provocan la pérdida de agua es la radiación solar, por lo que las plantas al sol necesitarán por lo general más riego que las plantas a la sombra. En verano, el calor y el viento cálido afectarán también a las plantas que estén a la sombra así que no habrá mucha diferencia.


# 6PLANTA RESISTENTE NO ES PLANTA DE PLÁSTICO

Más de una vez me han enseñado fotos de Lavandas o Romeros momificados por falta de riego. Y el argumento para haberlos dejado morir siempre es el mismo: "en el campo nadie las riega". 

Ojo, que una planta sea muy resistente a la falta de agua no quiere decir que no haya que regarla apenas. Los dos primeros años para cualquier planta  es vital aportarles el agua que pidan, ya que sus raíces no están suficientemente desarrolladas para captar el poco o mucho agua de lluvia que pueda caer.

En maceta, la desecación que sufren las raíces es aún mayor y además están confinadas en un recipiente, por lo que no pueden explorar demasiado.

Por tanto: las plantas consideradas resistentes a la falta de agua, en maceta, requieren más o menos la misma cantidad que el resto de plantas en los meses calurosos. Excluimos las plantas suculentas, porque acumulan agua en sus órganos. Las plantas consideradas resistentes, en suelo, necesitarán menos agua que el resto de plantas pero a partir del segundo año.

# 7: MEJOR AGUA ABUNDANTE 

Cuando regamos es necesario que el agua que aportamos llegue a la raíz. Si no, es como no haber regado.

Para que el agua llegue a la raíz, primero debe mojar la tierra circundante y penetrar por toda la maceta o en la zona del suelo donde está plantada, y formar lo que se llama un bulbo de humedad.

Si aportamos agua de una forma demasiado escasa, lo que sucederá es que parte se evaporará y a lo mejor no es suficiente para la planta.

Por eso es preferible que cuando reguemos las macetas lo hagamos con la suficiente cantidad de agua, teniendo luego la precaución de retirar el sobrante

Si la planta está plantada en el suelo, en principio el sobrante se percolará a capas inferiores. Aportaremos lo que consideremos que es necesario para no gastar agua innecesariamente, y si lo vemos necesario instalaremos un sistema de riego automático, el cual ya estará regulado para aportar la cantidad justa de agua teniendo en cuenta todos los parámetros.


# 8EN INVIERNO, CERRAR EL GRIFO

En invierno (clima del centro de la Península española) las plantas paralizan el crecimiento y hace frío, por lo que el riego debe suprimirse casi por completo.

Si no llueve, regaremos una vez al mes, y a la llegada de la primavera vigilaremos la necesidad de ir ampliando el riego hasta el riego diario en junio.


# 9: PIENSA EN ELLAS EN VACACIONES

Las plantas son seres vivos, y aunque no tienen sentimientos y no les importe quedarse en casa solas mientras nos pegamos unas pedazo de vacaciones, pueden morir si no pensamos en ellas de antemano.

Si son plantas que están en el exterior, en verano deberán regarse cada día. Las plantas de interior deberán regarse cada 4-5 días en verano, si no les da el sol directo. Podremos sacarlas fuera a la sombra si queremos, pero en ese caso el riego tendrá que ser diario o cada dos días.

Recuerda que una planta que sufre por sequía tarda bastante en volver al aspecto que tenía, así que garantiza que alguien (o algo) va a poder regarlas si te marchas varios días.

Para 5-7 días las plantas de interior  puedes dejarlas en la bañera o en barreños con dos dedos de agua, en una habitación fresca al ser posible.

Para más días existen soluciones de diversa índole (geles, conos para botellas, macetas de auto riego). Mi experiencia con todos estos artilugios es cercana al fracaso, si bien es la única solución muchas veces. Ni lo intentéis para plantas en el exterior en verano, la cantidad diaria de agua que requieren en verano debido a las temperaturas, el viento y la radiación es muy superior a lo que aportan estos sistemas. 

El mejor sistema de riego, superando incluso al riego manual con manguera o regadera, es el riego automatizado.


# 10: RIEGA SÓLO LA TIERRA

En cuanto a la forma de regar, es recomendable no mojar las hojas de las plantas. Regaremos sólo la tierra, porque regar las hojas no aporta nada a la planta y sólo da lugar a aparición de hongos, podredumbres y a quemaduras solares. Si queremos mojar las hojas para limpiarlas y dar frescor al ambiente, en verano es preferible hacerlo a última hora de la tarde.